Cuentan los viejos del lugar que les contaron sus mayores que hace mucho tiempo había una cueva donde hoy está la ermita de la Virgen de las Riberas y que un hombre que cuidaba ganado en ese paraje veía cada día a un buey o toro de su rebaño ir a donde estaba esa cueva y bramar allí, él le hacía volver con el resto de los animales pero en cuanto se descuidaba volvía . Hasta que decidió mirar a ver que era lo que ejercía tanta atracción en su toro y buscando, buscando, entró en la cueva y encontró la imagen de la Virgen.
Lo dijo y decidieron llevarla a Pedrosa para su culto en un carro de bueyes. Pero resultó que cuando el carro llegaba al límite del pueblo de San Martín de Porres, por más que tiraban los bueyes no podían mover el carro pero si le daban la vuelta caminaban de nuevo normalmente.
A causa de ese prodigio fué que construyeron la ermita sobre la cueva (hoy se supone que cegada por las vicisitudes por las que ha pasado a lo largo de los años) y allí se le dió y se le da cumplido culto a la VIRGEN DE LAS RIBERAS, patrona de la Merindad.
1 comentario:
Pues esta leyenda se parece demasiado a la de San Millán que pasó gran parte de su vida y murió y fué enterrado en el Monasterio de Suso (falda de la montaña).
Cuando, sobre el 1150 el rey de Pamplona quiso trasladarlo a Sta. María de Nájera.
Sacaron los restos de la CUEVA donde estaban y los montaron en BUEYES para el traslado.
Al llegar al fondo del valle los animales de detuvieron sin que se pudiera hacerlos avanzar un paso.
Se entendió que el santo no quería irse y lo devolvieron.
Más tarde ese mismo monarca mandó construir un monasterio donde se detuvieron los bueyes: Yuso (Benedictinos).
SAN MILLAN SIGUE ARRIBA.
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